Dentro de los museos de arte es usual ver convivir esculturas grecoromanas con objetos de uso cotidiano de culturas pertenecientes a países de la periferia como podrían ser objetos de los maoríes. Lo mismo que objetos industriales que se transformaron en cultuales tales como la vajilla TC100 diseñada por Hans (Nick) Roericht en 1959 o los posters que Rubén Fontana diseñó en la época del Instituto Di Tella que forman parte de la colección permanente del MoMA. Los museos exhiben estos objetos como arte y muchas veces queda de lado el contexto, la función con la que fueron concebidos.
Tomando el artículo “‘El diseño de productos no es arte’ -el aporte de Tomás Maldonado al surgimiento de un nuevo perfil profesional” de Dagmar Rinker se trazan algunos paralelismos con textos de autores pertenecientes a los estudios visuales tales como Keith Moxey o Anna María Guasch. Uno de los puntos en común es la importancia que le dan al contexto poniendo el valor cultural frente al histórico, con una mirada dinámica, rizomática.
Este trabajo fue realizado como parte del seminario Historiografía de las Artes Visuales dictado por Mg. Sandra Szir en el marco de diCom.
Adjunto
“El diseño no es arte” (PDF, 2.7Mb)