Como resultado de haber cursado el seminario Crítica y hermenéutica de los productos culturales, dictado por el Arq. Jorge Mele en el marco de la Maestría en Diseño Comunicacional – diCom, produje el trabajo adjunto a este post.
En el mismo, discuto la idea de que el ornamento es un delito, desarrollada por Adolf Loos en la Viena de principio de siglo XX, considerando que el advenimiento de las tecnologías digitales ha producido una disrupción considerable en los procesos productivos y que estamos asistiendo al pasaje de la lógica de la escasez a la lógica de la abundancia.
Además, lo ejemplifico con un caso de estudio de factura propia: la gráfica orgánica de Austria Ski Ranch.
Fragmento de la introducción
Entre fines del siglo XX y principios del siglo XXI hemos podido apreciar un corrimiento de ciertas maneras de proyectar, producto en gran medida de la influencia de las tecnologías de la información y el conocimiento aplicadas a los entornos de creación, desarrollo y realización de artificialidad. El diseño como tal se ha visto provisto de nuevas herramientas que permiten la generación de los más diversos resultados mediante procesos combinatorios aleatorios y parametrizables que, siguiendo muchas veces patrones hallados en la naturaleza como el vuelo de los pájaros en bandada o la manera en que realizan sus panales las abejas, logran creaciones donde lo artificial imita a lo natural. El diseñador es en dichas circunstancias un organizador del entorno, de un medio ambiente propicio, donde las formas nacen y se desarrollan para ser luego contextualizadas de acuerdo a cada necesidad específica.
Adjunto
Formas orgánicas de creación digital (PDF, 2.7Mb)