El filósofo y sociólogo francés Edgar Morin explica, en las primeras líneas de una ponencia del año 2005 –‘Intelligence de la complexité : épistémologie et pragmatique’, traducida al inglés como ‘Restricted complexity, general complexity’–, los porqués acerca de la aparición tardía del término ‘complejidad’ en el discurso de la ciencia y los diversos motivos que hacen necesaria su justificación.
Morin nos dice que que hay tres explicaciones básicas:
- el principio del determinismo universal,
- el principio de reducción y
- el principio de disyunción.
Etimológicamente, quizás este último sea el que presenta una explicación más acabada. El término complejidad es de origen latino y proviene de ‘complectere’, cuya raiz –‘plectere’– significa trenzar, enlazar. El prefijo ‘com’ además le agrega al significado la presencia de una dualidad, de diversos elementos que se entrelazan formando una trama sin perder por ello su identidad.
Es entendible entonces que una ciencia basada en un principio de disyunción –que quiere decir separar, escindir, aislar elementos– poco interés podía presentar en entender la complejidad.